viernes, 25 de febrero de 2011

El deporte como base de una sociedad saludable del futuro

Hoy en día, en nuestra sociedad nos encontramos ante una realidad preocupante, no solo por los problemas de salud que acechan a la población en general sino porque los niños y niñas en edad escolar están cambiando sus hábitos, encaminándose hacia prácticas poco saludables; las cuales, en un futuro muy cercano pueden hacer aumentar de forma alarmante las enfermedades provocadas por estos nuevos hábitos.

 Los hábitos alimentarios y comportamientos sedentarios se desarrollan en la infancia y se consolidan durante la adolescencia, siendo luego muy difíciles de modificar. Por eso, la mejor edad para intervenir sobre ambos es durante la enseñanza Primaria. La escuela ofrece innumerables oportunidades para formarse sobre hábitos alimentarios saludables y fomentar la práctica regular de actividad física y deporte, constituyendo, por eso, uno de los lugares más eficaces para modificar los estilos de vida de los niños y adolescentes. Sin embargo, la experiencia demuestra que los resultados son escasos cuando se actúa únicamente sobre los escolares, sin implicar a sus familias y sin actuar simultáneamente sobre el entorno en el que viven.

Por otro lado, desde el ámbito de la Educación Física y el Deporte, podemos afirmar sin lugar a dudas que nuestra labor durante las etapas educativas obligatorias (Primaria y Secundaria) es ahora más que nunca fundamental, con el objetivo de desarrollar en nuestro alumnado unos hábitos que contribuyan a acercarnos lo más posible a un estilo de vida saludable, como forma de que la sociedad del futuro reduzca los problemas de salud a los que apunta en la actualidad.
       
            El profesional de la educación física y el deporte es uno más de los que puede colaborar en este ámbito, junto con el resto de profesionales del ámbito educativo, la familia, los profesionales de la medicina, etc.; pero, por los aspectos que vamos a plantear con posterioridad, consideramos que su contribución puede y debe ser de una gran relevancia. Para ello, aprovechamos para reivindicar la importancia que en este sentido tendría que la Educación Física tuviese un mínimo de una hora diaria en el horario lectivo del alumnado de Primaria y Secundaria, si queremos fomentar el desarrollo armónico e integral del individuo, conseguir desarrollar hábitos positivos para su salud y contribuir de manera decisiva a ese bienestar físico, mental y social.

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